Cuarta entrada de Beatriz (columnista invitada)

Presentación del proyecto, el pasado 13 de mayo. 
El pasado viernes 13 de mayo, asistí a la presentación del proyecto de la jovencita asociación Lola Busca Nueva Imagen, destinado a jóvenes con cáncer y otras enfermedades raras. Este proyecto tiene como objetivo brindar herramientas para paliar los efectos secundarios de la pérdida de cabello, entre los que se incluyen la autoestima y la integración social. Para más información os recomiendo visitar su página web: http://www.lolabuscanuevaimagen.com 
Yo iba como persona con tricotilomanía para contar sobre mi experiencia personal, de qué manera la falta de cabello había interferido en mi vida. Para mí suponía un paso muy importante, pues desde que soy consciente de cómo la pérdida de cabello me estaba afectando en tantas áreas de mi vida, y sobre todo en mi propia autoestima y relación con otras personas, contemplaba la necesidad de hablar con otras personas que pasaran por una vivencia similar a la mía y así pudieran entenderme, pudiera yo verme normal, pudiera de alguna manera encontrar la aceptación que durante tantos años llevaba buscando... Pero este camino no fue fácil e implicaba mucho dolor. Durante los últimos años he hablado con muchas personas con tricotilomanía, esa ha sido mi verdadera píldora de la curación, y es por ello que siento la necesidad de devolver esa ayuda y convertirme en voz de tantas personas que aún sufren en silencio.
Aquí en España la tricotilomanía es muy poco conocida y no es porque hayan pocas personas con ella, sino porque la mayoría la ocultamos por miedo al rechazo social y la vergüenza; además cuando vas a consultar ayuda psicológica y/o psiquiátrica no existe ningún tipo de atención que trabaje la integración social de la persona, las complicaciones que tiene en su día a día para desenvolverse con naturalidad, para que teniendo más o menos pelo pueda disfrutar de las actividades cotidianas; dándote a entender que se trata de un trastorno que nace en ti y sólo en ti puede terminar, si no lo superas es responsabilidad tuya y nadie puede ayudarte (éste sería otro debate a parte muy interesante acerca de cómo se entiende la atención psicológica). Porque parece que una cuestión de estética no puede, o no debería, interferir tanto en la vida, en la salud de una persona, pero la realidad no es esa.
Beatriz (centro) en el panel de presentación.

Nuestro cuerpo forma parte de nuestro lenguaje con nosotras mismas y las demás personas, y necesitamos sentir respeto y confianza con él para sentirnos seguras, además el cuerpo también es nuestra presencia social y si nuestra comunicación con él está rota, nuestra comunicación con el mundo también lo está. Una persona con cualquier tipo de “alteración” física, anormalidad en su apariencia, puede llegar a padecer un sufrimiento muy elevado que puede derivar en verdaderas enfermedades, hasta tal punto de discapacitarla en muchas áreas de su vida, y sería una discapacidad autoinducida que se podría evitar.
Yo pienso que el dolor es un sensación muy humana y no tenemos que luchar o huir de él, sino experimentarlo, sentirlo plenamente y alimentarnos del aprendizaje que nos pueda brindar, sin embargo, cuando el dolor se desborda y pierde todo significado en la persona que lo experimenta, puede convertirse en una pesadilla de la que no es fácil reconvertir en sueño estando sola, necesitas de otras personas que te recuerden que eres válida y tienes el derecho de vivir sin ocultarte, que tienes el deber de reconciliarte con tu cuerpo y relacionarte con naturalidad.
Cuando conocí a la Lola me sentí sumamente afortunada, eran el grupo de personas con que siempre había soñado, ahí estaba una asociación que ofrecían la ayuda que durante tantos años había necesitado, ahí estaban ellas alzando la voz y normalizando lo que una sociedad tan centrada en una estética canonizada rechazaba: la rareza, la anormalidad aparente… Ahí estaban y están apostando y defendiendo la importancia del valor social en nuestras vidas, de lo necesario de acompañar a las personas que presentan dificultades en su proceso de integración social, de generar conciencia y educar a una sociedad que aún le cuesta tolerar, más bien incluir, la diferencia.
Como decía al principio, yo iba a la presentación de Lola para contar mi testimonio y mostrar la realidad que vivimos las personas afectadas, pensaba contar algunas cosas de las que aquí he dejado por escrito… sin embargo nada más comencé a presentarme se me hizo un nudo en la garganta que desembocó en lágrimas… no sentía vergüenza, no sentiría vergüenza por otra persona que en ese momento le pasara lo mismo que a mí, sino compasión y respeto por mí misma.
Beatriz y el Lic. Perez Quesada
durante la presentación del proyecto.
Ambos dieron su testimonio.
Entre lágrimas y algún suspiro iba pronunciando algunas ideas y sobre todo mis experiencias, experiencias que durante muchos años estaban vestidas de tristeza y quizás por eso al recordarlas algunas lágrimas querían salir fuera… Como comenté al principio de presentarme en el acto, contar esto a otras personas era como desnudarme, desnudar la parte más oculta de mi existencia, mostrar la profundidad en la que se recrean todos mis sentimientos, y lo hice porque sólo así pienso que puedo ayudarme y puedo ayudar a otras personas. Porque el día en que la tricotilomanía se convirtió en una pesadilla mortal me vi ante la necesidad de reconvertirla en mi sueño.
Ahora lo que más deseo es que la Lola llegue a muchas personas que necesitan de ella, sea bien recibida en todos los lugares donde se presente y que muchas personas se alimenten de la energía social que desprende, de la alegría que contagia.
Gracias a todas las personas que ayer me acompañaron en esta presentación, me sentí sumamente apoyada y comprendida. Ayer constaté que no hace falta que una persona me conozca durante años para mirarme a los ojos con amor y respeto, para lanzarme un beso sincero en la distancia o acercarse a mí con el único motivo de abrazarme.
Y por supuesto, gracias a todas las personas que formáis la Lola, por la enorme valentía que demostráis al lanzar este proyecto y tirar de él con tanta fuerza e insistencia, por confiar en la mejoría de las personas, porque todo cambio es posible y la Lola, como la mujer que le da nombre, tiene la capacidad de brindar esperanza y amor.

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