Tratamientos farmacológicos
A diario muchas personas me escriben pidiendo más información sobre medicamentos e incluso, que sugiera algún fármaco en especial. Se sorprenden cuando les cuento que respecto al tratamiento de la TTM, aún no existen drogas específicas. Pero entonces ¿cómo se explica que un gran número de tricotilómanos se encuentren bajo la proscripción médica de algún fármaco?
En realidad algunos profesionales han recetado ansiolíticos o antidepresivos a sus pacientes, pero esto ocurre en los casos donde los mismos presentan, además de TTM (y asociada a esta), depresión y/o ansiedad. Dichos tratamientos, en ocasiones, han dado resultado, aunque también, muchas veces, es sólo un freno temporal. En ese caso se puede afirmar que lo será siempre si no está acompañado de una auténtica terapia psicológica, donde el paciente analice tal conducta, proponiéndose cambios internos.
Asimismo es sabido que muchas personas tiran de su pelo en situaciones que se encuentran lejos del estrés, la ansiedad o la depresión. En dichos casos, el tratamiento con fármacos no tendría sentido. Por lo tanto, respecto de la efectividad de estos procedimientos, se torna arriesgada cualquier generalización.
Ahora bien, es sabido que la salud comprende el cuerpo y la psiquis y que estos dos componentes están más conectados de lo que nos imaginamos. La salud mental es tan importante como la salud física, pero el tratamiento, generalmente, no es igual en ambos casos.
Los ritmos de la vida actual llevan constantemente a buscar soluciones rápidas a nuestros problemas. Esto también se aplica a la salud. Cuando una persona contrae anginas, compra el mejor remedio, el que va a dar resultados rápidamente. Y si el año pasado tomaba uno que dio resultado en cinco días, pero este año hay uno nuevo, que asegura resultados en tres, no hay dudas al elegir.
Esto es algo que, por lo general todos acostumbramos a hacer y es hasta entendible si pensamos en la necesidad de sentirnos mejor para retomar las obligaciones personales cuanto antes. Pero cuando nos referimos a la salud mental, las cosas son diferentes. Ahora bien, un conflicto psicológico no tiene comparación con un simple virus que se va en tres días. Sin embargo muchas veces terminamos adoptando una actitud similar al respecto, es decir, buscamos soluciones rápidas y, si es posible, con el último medicamento que salió al mercado.
Reflexionar acerca de un tratamiento que pueda ser más efectivo, en el caso de nuestra salud mental, no siempre es aquel que lleva menos tiempo y deja resultados visibles de manera inmediata. Así conseguimos alivio temporal y en algunos casos, el problema queda oculto, pero latente en algún lugar de la psiquis, preparado para salir en cualquier otro momento. Justo cuando el fármaco empezaba a hacernos sentir mejor, la TTM vuelve. Nuevamente el intento por hallar la recuperación ha fracasado.
Es comprensible la desesperación de muchas personas por querer curarse lo antes posible, porque lidian con el trastorno desde hace varios años, porque probaron miles de tratamientos y ninguno funcionó, porque sufren a diario la discriminación, la burla y ven afectadas sus vidas en lo laboral, en las relaciones de amistad y de pareja y en otros ámbitos. Pues bien (y aquí debo ser totalmente franca) de nada sirve un medicamento que lo único que va a conseguir es “barrer la basura debajo de la alfombra”. Un tratamiento psicológico puede llevar mucho más tiempo, es verdad; pero a la larga puede arrojar un poco más de luz a nuestro padecimiento. Será cuestión de armarse de voluntad y paciencia y ¡A no bajar los brazos!
La administradora
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